Hablar frente a una audiencia puede ser aterrador, incluso para las personas más preparadas. Es normal sentir nervios y temor al exponernos, pero lo importante no es evitar ese miedo, sino aprender a manejarlo y transformarlo en nuestra mayor fortaleza.
Primero, identifica de dónde viene ese miedo. ¿Temes equivocarte? ¿Sientes que no eres lo suficientemente bueno? Recuerda: no tienes que ser perfecto para inspirar. Tu audiencia no espera la perfección, sino autenticidad.
Practicar es clave. Ensaya frente al espejo, con amigos o familiares, y graba tus presentaciones. Con el tiempo, la repetición disminuirá el impacto de tus nervios. Además, respira profundamente antes de subir al escenario; esto ayuda a calmar el sistema nervioso.
Recuerda que el público está de tu lado. Visualiza tu charla como una conversación en lugar de una exposición. Habla desde el corazón, conecta con tus experiencias y sé tú mismo.
Ahora me siento muy cómoda en escenarios diversos, pero hubo un tiempo en que sudaba y temblaba antes, durante y después de cada presentación. Si puedo ayudarte con estas recomendaciones, lo comparto de todo corazón. Todos tenemos una voz. Tienes un mensaje que merece ser escuchado. Hay personas esperando compartir contigo y tantos te agradecerán haber dado este primer paso para lograrlo.
Usa el miedo como motor, no como freno. «El miedo te dice que estás haciendo algo que importa.» Atrévete a brillar.
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