Hablar frente a una cámara puede ser intimidante, pero hoy en día es una habilidad indispensable para cualquier profesional que desee posicionarse como líder o experto. Si sientes rechazo o temor, no estás solo, pero con práctica y enfoque, puedes superar esa barrera.
Comienza pequeño: graba videos cortos para ti mismo sin publicarlos. Familiarízate con tu voz y tu imagen. Poco a poco, empezarás a sentirte más cómodo. Luego, experimenta con herramientas simples para mejorar tu presencia, como buena iluminación y un fondo ordenado.
En los LIVE, piensa en tu audiencia como si fueran tus amigos. Hablar con alguien cercano puede ayudarte a relajar los nervios. Prepara un esquema de los puntos clave que quieres compartir para evitar quedarte en blanco.
Cuando comencé a exponerme en redes sociales, el gran reto fue mantenerme en una posición donde la cámara pudiera presentarme con mis ojos en buena posición. Tengo una condición conocida como estrabismo y aunque uso mis lentes correctivos es un desafío poder sentirme cómoda frente las proyecciones. Me imagino a todo el mundo preguntándose si les estoy viendo a ellos o a otro lugar. Esto me saca de concentración y enfoque. Para restarle peso e importancia, regularmente incluye el tema dentro de mis participaciones y eso me ayuda a aliviar la presión que puedo sentir al respecto.
Creo que si le quitamos el valor a lo que nos da miedo, si lo enfrentamos; lo hacemos desaparecer o al menos, disminuímos en gran medida su efecto en nuestra percepción sobre nosotros mismos. Recuperamos confianza en nuestra imagen y capacidad de destacarnos por nuestro mensaje y la apariencia pasa a segundo plano.
Recuerda que la cámara no juzga, simplemente es el puente entre tu mensaje y tu audiencia. Enfócate en el valor que estás aportando, no en cómo te ves o te escuchas.
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